Era un día de Abril y nos llega una misión muy especial.
Samuel, un niño de 11 años, necesitaba una buena dosis de risoterapia y compañía ya que llevaba mucho tiempo hospitalizado.
Inmediatamente nos organizamos, con ropas de camuflaje, letreros y rostros pintados a lo rambo, fuimos en busca de ese niño.
"Buscando al soldado Samuel" se llamó la misión y recorrimos el hospital en su búsqueda.
Cuando dimos con la sala, pedimos autorización para ingresar, como de costumbre y pudimos entrar. Lo hicimos en patota y era ¡una gran patota!. Los niños estaban asombrados por nuestra presencia. Preguntamos al niño de la cama del lado si conocía a Samuel y cuando Samuel escuchó su nombre, su rostro se iluminó y gritó: ¡Soy yo!
Para comenzar el juego, hicimos una entrevista y así asegurarnos de que era el soldado correcto.
El respondía con mucho entusiasmo, como tratando de convencernos de que era el buscado.
Cuando nos aseguramos muy al estilo clown de que era, nos fuimos retirando hasta dejar al un trío que seguiría con el trabajo de hacerlo reír a carcajadas para olvidar por esos instantes su dolor y que ese día se convirtiera en unos de los más importantes y locos días de hospitalizado.
(por dra. Chispeza)
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